domingo, 2 de marzo de 2014

Un poquito de etnográfica...

Con los años uno se va dando cuenta de que las cosas no son tan blancas o negras como supone y que este mundo a veces funciona a base de contradicciones. 

Primera contradicción: a veces se puede ayudar a personas que ni siquiera tienen para comer a base de organizar una comida solidaria como la que se celebró ayer en Villaconejos de Trabaque (Cuenca) y que reunió a más de 200 personas en torno a la gastronomía típica de la zona: gachas manchegas a base de harina de almortas; judías de matazón; asadura, panceta y "malpuestas"; y dulces y aguardientes caseros y vino. 














Segunda contradicción: la vida se nutre de vida. Soltarlo así puede sonar raro o herir algunas sensibilidades, lo sé, pero es así. Habrá personas que se molesten por ello o pretendan negarlo, pero es de perogrullo. Tal y como nos enseñaban en el cole, salvo los organismos autótrofos y "el reino vegetal" (con algunas excepciones) el resto de miembros de la cadena trófica se va alimentando progresivamente unos de otros hasta que les toca el turno, y al final de la pirámide, vuelta a empezar. 


Esto es así desde que la vida es vida y no va a cambiar por muchos artilugios y normas que el pretendido "ser humano" se invente para disfrazarlo. En el caso de la matanza del cerdo, documentarlo siempre es un hecho impactante, y por muy rápido y eficaz que se haga el proceso no está exento de generar emociones encontradas. Allá cada cual.





















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