martes, 26 de noviembre de 2013

Algo debe tener esta tierra cuando la gente que ha vivido en ella alguna vez quiere volver incluso a pesar del frío. Este ha sido el caso de Susana y Josán, que escogieron el pasado fin de semana para  visitar la ciudad en la que ella pasó varias años de estudio.  



Esta visita sorpresa ha sido la mejor excusa para ejercer de nuevo como improvisado guía turístico de la zona, buscando en esta ocasión lugares que se salieran de lo que ya conocían y que se pudieran visitar en un solo día. 

Como ya conocían la ciudad y sus parajes más manidos, pensé ofrecerles una degustación de lo que se puede ver más tranquilamente en otra ocasión: un tour express por la Serranía Alta y la Ruta del Mimbre, en el que vimos, demasiado rápidamente para mi gusto: el Mirador del Tío Cogote y los Callejones de Las Majadas; la Fuente de la Tía Perra, el camino del Cerviñuelo y el Monumento a la Madera de Torner; el puente Romano del barranco de Poyatos (que aguanta el tipo tras mas de 1.500 años de existencia); los parajes de Huerta de Marojales (con infinidad de cérvidos que nos salían al paso); Santa María del Val, Lagunaseca y Masegosa (con ganas me quedé de una ruta por el Tobar hasta la presa la Tosca o por los Siete Condes), así que nos dirigimos directamente a Beteta no sin parar antes brevemente en el castillo de Rochafrida (que más que frida estaba helada), tras recuperarnos con algo caliente en el bar de la plaza seguimos el camino hasta los tilos y Vadillos (como no) y luego prosiguiendo la ruta ya más rápidamente, ya que había que volver a Cuenca y estaba bien entrada la tarde. 

Forzosamente se han tenido que quedar muchos sitios en el tintero. Un solo día no da para mucho, ya que la provincia es enormemente rica en puntos de interés, no solo naturales, si no también culturales y gastronómicos, como esa ruta del puchero que estos días se celebraba en la ciudad.  



No hay comentarios:

Publicar un comentario