martes, 19 de noviembre de 2013

Orden y caos.

Uno está tan tranquilo en casa y después de todo el día pegado al monitor levanta la vista, por la ventana (la de verdad, no la de internet) se ve como los últimos rayos de sol inciden sobre los árboles del parque y sus hojas, que tienen los días contados en esta época después de haber estado todo el verano dando sombra. 

Tal vez sea esa sensación de paso del tiempo, de algo que se va, de perdida anticipada de la oportunidad de fotografiarlos lo que me lleva a coger la cámara. No sé, el caso es que ahí estoy. Aparentemente es la escena de siempre, nada parece haber cambiado desde el otoño anterior, pero no es cierto. Inevitable acordarse de una frase de Heráclito de Éfeso "Todo cambia, nada permanece".     

Uno destila un par de imágenes y vuelve a casa: el contraste entre el orden deliberado de los barrotes del colegio, y el caos armonioso de las hojas y su gama de ocres.

El hilo conductor es la luz y el color






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