sábado, 19 de mayo de 2018

CAMINO PORTUGUÉS DEL INTERIOR. MOS


Según vuelvo hacia el Albergue municipal de O Porriño me encuentro con Evelyn, una mujer bastante fuerte que forma parte de un grupo de seis o siete alemanes con los que he ido intercambiando saludos a lo largo de la mañana, me dice en inglés que su marido se ha hecho daño en la rodilla y ha optado por tomar un taxi hasta Redondela, donde tenían reservado albergue y que él la espera allí, que ella va a seguir andando. Se le ve ya un poco cansada, moviéndose con gran esfuerzo bajo el calor más a base de fuerza de voluntad que otra cosa. Saco otro par de flechas y le doy una para ella y otra para su marido, y entonces se le ilumina la cara y dice no se qué en alemán. Después me da las gracias en inglés y me pregunta que como es que voy en sentido contrario, le explico que a mi también me duele la rodilla, que abandono por hoy. 

Entonces saca una guía en alemán e insiste en que a tres kilómetros de Mos hay alojamiento. Señala un mapa en el que aparece un símbolo de edificio religioso, según he visto en Gronze, por la situación sospecho que se trata de la Capilla de Santiaguiño, pero no me consta nada de alojamiento, aunque ella insiste en que hay alojamiento para peregrinos. Me da la impresión de que se está confundiendo con Herbón, para el que aun faltan dos etapas mínimo, pero por enésima vez cambio de opinión y decido continuar a mi ritmo, ya que me preocupa un poco la rodilla. 



En las cercanías de Mos me llaman poderosamente la atención unas enormes piedras que hay al lado del camino, aunque están entre huertos y corrales parecen bastante antiguas, cuesta poco imaginarse a los antiguos celtas reuniéndose en torno a ellas, así que me detengo un rato para admirarlas. Veo un panel informativo que hay al lado, lo leo, está en gallego y es cuando me entero que el nombre del sitio por el que camino se llama precisamente "Mos" por ellas, son "Moles", piedras grandes que han sido testigo de muchos pasos antes que los míos, antes que los de las peregrinaciones del cristianismo y las legiones de Roma.


 



Cuando llego a Mos, decido quedarme en el Albergue de peregrinos Santa Baia. Me atiende Nerea, la camarera del Pazo de Mos donde al ser domingo por lo visto no hay hospitalero y tiene que estar pendiente tanto del restaurante como del albergue a la vez. Le pregunto si aun tienen plaza libre a esas horas y me dice que si, que es el edificio de al lado que busque yo mismo la litera ya que ella no puede dejar su puesto. Tras pagar la tarifa reglamentaria me da una sabana desechable y busco el edificio, que en el que también está la asociación de vecinos. Me instalo en la litera que me ha tocado, me ducho, preparo las cosas y bajo de nuevo al bar  a tomar algo y ver el museo, ya que el edificio es un antiguo pazo del Marqués de Mos. 


Cuando llego, Nerea está intentando comunicarse con tres chicas alemanas que acaban de llegar bastante cansadas, les está explicando que solo quedan dos literas, pero que una de ellas puede dormir en la parte de arriba del albergue, donde hay colchonetas. No la entienden muy bien y se las ve agobiadas al creer que solo hay sitio para dos de ellas y que tienen que andar más. En mi inglés, más bien justito y plagado de errores les digo que no se preocupen, que les dejo mi litera para que estén las tres juntas con el resto de peregrinos y yo me voy a dormir a la planta de arriba, que no me importa dormir en una colchoneta. Les sorprende un poco pero aceptan la idea, así que voy a retirar mis cosas y por fin se pueden instalar.

En cuanto Nerea tiene un hueco sube a abrir la parte de arriba del local y me quedo sorprendido, se trata de varias habitaciones en las que hay bastantes colchonetas gruesas de gimnasia, cocina con microondas y utensilios, y hasta un cuarto de baño con bañera, que luego me arrepiento de no haber usado quedándome a remojo un buen rato. Le doy las gracias y me instalo en el que ha sido el mejor sitio para pernoctar de todo el viaje salvo en la casa de Pablo. 





La noche de Mos es fundamental para el resto de jornadas: ME DOY CUENTA DE QUE NO SOY COHERENTE CONMIGO MISMO Y QUIERO COSAS CONTRADICTORIAS: 

Por un lado: Avanzar rápidamente para alcanzar a mi amiga Aran, llegar a pie a Santiago para dedicarle la Compostela a Aida, y que todo sea antes del viernes para poder volver a casa e ir a la marcha de las Flores… 

Por otro: simplemente ir a mi ritmo y disfrutar del camino. 




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