Ya se me había olvidado lo que puede dar de si un día de río con la familia, lo que disfrutan los críos en la naturaleza, bien sea chapoteando en el agua y construyendo presas como si fueran auténticos castores, o simplemente dejándose llevar por los sentidos y empapándose de todos esos estímulos tan nuevos para algunos.
Un día de verano que hay que repetir porque el tiempo pasa sin darnos cuenta y el otoño llega de repente.
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