lunes, 17 de abril de 2017

Decíamos ayer...

Mala mañana tuvo que pasar ayer "El Judas" por los distintos pueblos de la provincia de Cuenca. Solo pudimos ir a cuatro de ellos durante las primeras horas del Domingo de Resurrección, pero quedamos impresionados por la diversidad con que se celebra el acto final de Semana santa.

No compensan las 30 monedas, eso debía pensar el Judas, arquetipo de la traición y chivo expiatorio de la Pasión, después de ser arrastrado, acuchillado, colgado y zarandeado hasta reventar al paso de la procesión en Villaconejos de Trabaque, bien pronto por la mañana, donde los jóvenes de la localidad, rellenan monos de trabajo con paja de la más seca y picada que encuentran para crear unos muñecos que agitarán sobre los feligreses que pasan debajo. 









Después de verlo este año por primera vez en Albalate de las Nogueras, es imperdonable no haberme acercado otras veces. Allí "Los Quintos" elaboran durante meses una larga viga que van puliendo y lijando para después atar en su punta al Judas, que se estrellará de bruces ante las puertas de la iglesia al dejar caer a plomo dicha viga, a veces demasiado cerca... después de tan violento aterrizaje, los niños del pueblo le prenden fuego y lo pasean a la carrera por las calles hasta arrojarlo a la hoguera de la plaza. 










En San Pedro Palmiches, pueblo cinegético por excelencia, se marca la diferencia, reuniéndose los cazadores de la localidad en la Calle de las Eras tras misa y procesión para dispararle al judas hasta que revienta y cae del enorme poste en el que estaba atado desde la noche anterior. Después, unos amables niños cogen sus restos y los arrojan a una hoguera para que entre en calor.




















Por último solo pudimos asistir a Priego, donde al final de una solemne misa en San Nicolás tiene lugar en el interior de la misma el encuentro entre Madre e Hijo, con la particularidad de que este último no se presenta con la imagen, sino como Sagrada Forma dentro de la Custodia. Tras la misa, ya en la Plaza y en presencia de las autoridades, que asisten desde el balcón del Ayuntamiento, se procede a una traca final mientras se incineran varios judas, dándose por concluida la Semana Santa. 
















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